Celebrar el amor mediante el rito de la boda es común en prácticamente todas las culturas desde tiempos inmemoriales. Ibiza se ha convertido en un lugar de ensueño para celebrar estos enlaces, sobre todo aquellos que dejan a un lado las convenciones, esa disyuntiva de o ‘por lo civil o por lo religioso’ y permiten a las parejas optar por nuevas alternativas que proponen ensalzar el amor con una ceremonia más natural y pura, menos dogmática o fría.
Uno de los pioneros en estas bodas alternativas en Ibiza es Jon Michell. Él prefiere denominarlas ‘bodas naturales’ porque en ellas todo gira en torno a los cuatro elementos esenciales de la naturaleza: Agua, Fuego, Aire y Tierra.
Él es un perfecto exponente de este nuevo tipo de bodas que buscan que pareja e invitados se sientan por el tiempo de una ceremonia, conectados y cómodos celebrando la vida y el amor, aunque tal vez no compartan creencias, intereses o estrato social.
En su experiencia de más de quince años celebrando estas bodas como oficiante, Jon Michel se ha encontrado de todo: súper ejecutivos de la City de Londres, gogós, empresarios de la noche, gente que posee mucho dinero y parejas con recursos más modestos… Pero en la ceremonia todo eso queda en segundo plano. La pareja se muestra tal cual es. “El verdadero Maestro de la ceremonia es el Amor que une la pareja. La ceremonia fluye mejor cuando el amor de la pareja es vibrante y profundo. Siempre me emociona e incluso me han subido las lagrimas cuando he sentido un nivel tan profundo de coneccion y que realmente él y ella se dan cuenta que para ellos no hay otro y que caminaran juntos toda la vida”, relata Jon Michell. “Lo que celebramos es la magia inexplicable y indescriptible que permita que dos personas que, en esencia, son dos ‘entidades individuales y independientes’, decidan unir y compartir sus existencias y destinos”, subraya.
Jenny y Philipp, una pareja que Jon Michell casó recientemente, le envió una carta de agradecimiento en la que en muy pocas palabras resume lo que esta ceremonia pretende y consigue: “Mucha gente con perfiles, edades y religiones completamente diferentes: Desde los niños a los abuelos, pasando por los fotógrafos, los invitados galeristas, los profesores, los inversores de banca y los emprendedores, todo el mundo estaba entusiasmado y todavía hoy recibimos mensajes en los que los invitados mencionan esta ceremonia como el momento más especial que han experimentado en años. Para nosotros esta ceremonia ha sido con toda seguridad el momento más emocional de nuestra relación y el culmen de nuestra relación de amor con Ibiza”.
Los cuatro elementos básicos de la vida: Agua, Fuego, Aire y Tierra son tan antiguos como la propia necesidad del hombre y la mujer de sellar sus compromisos o celebrar la vida con una ceremonia.
Estos elementos definen y guían la ceremonia de Jon Michell, que comienza con una invocación haciendo sonar la caracola o ‘dungkar’ tibetana en seis direcciones. “La séptima dirección que es hacia adentro, hacia el corrazon”, explica.
Un recipiente de cristal en forma de la diosa fenicia Tanit, ‘la diosa de Ibiza’ según muchos, es la que contiene el agua de la ceremonia. “El Agua aparte de ser imprecendible a la vida representa simbolicamente el mundo de las emociones, tiene que fluir, estar limpia y clara”, explica.
El Fuego está representado por un pequeño brasero en el que quema resina del copalero, salvia y palo dulce. El guía emocional ‘purifica’ a la pareja con el halo, disolviendo además simbólicamente los apegos por relaciones anteriores que haya podido haber en el pasado.
El Aire llega a la ceremonia mediante unas plumas con las que se limpia el aura de los novios, “como un ángel que desplegara sus alas bendiciendo la pareja y recordandoles del vinculo profundo entre el Aire y nuestras propias vidas”.
Por último, la Tierra, la madre tierra, se representa a través de un cuenco con semillas que los novios cogen y esparcen a su alrededor como un símbolo de la fecundidad y de agradecimiento a la fertilidad y abundancia de esta Tierra que nos sostenta asi que a nuestras familias.
El quinto elemento es el Amor. El hilo invisible que une los quatro y da sentido a la vida.
“Cuando honramos los elementos aceptamos nuestra dependencia en la naturaleza y que mucho en la vida escapa a nuestro control. Esa humildad nos devuelve nuestra dimensión humana y nos permite valorar el Amor como el regalo supremo de la vida”, argumenta Jon Michell.
La ceremonia contempla los deseos especificos de la pareja, ya sea un intercambio de anillos, la lectura de un poema, del "si quiero" o una canción…
La pregunta que puede surgir es ¿por qué las parejas siguen apostando por estas ceremonias de enlace en un mundo donde las relaciones parecen cada vez más volátiles? Michell lo tiene claro: “El amor es el regalo supremo que ofrece la vida a los hombres y la pareja celebrando con una emotiva ceremonia quiere que sus familiares y seres queridos sean testigos conscientes y partícipes de la fuerza de lo que les une”.